Ayer el mundo enteró se emocionó – muchos hasta las lágrimas – al conocer esta buena nueva: la liberación de 15 rehenes de manos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), mediante un operativo denominado “operación Jaque” efectuado por el ejército de Colombia.
Entre los rehenes liberados, figura Ingrid Betancourt, una mujer franco-colombiana que fue secuestrada hace 6 años, mientras hacía su campaña para ser electa presidenta de Colombia. Su historia es la que más conocemos: como figura política, era la “cara visible”, y me atrevo a decir que también es la bandera de lucha de todos quienes han sufrido la pérdida – temporal o permanente – de alguno de sus seres queridos por obra de las FARC. Su marido y sus hijos han estado más de una vez en las oraciones de muchos, y la razón es la misma: para darles paz y esperanza en un final feliz.
¿Creen en los finales felices? Yo sí. La diferencia entre los cuentos y la vida real es simple. El cuento acaba con el final feliz… la vida, para bien o para mal, continúa.
Esta es una noticia de esperanza, que revela que sí se puede creer en los sueños, tal como lo hizo la madre de Ingrid Betancourt, quien en un programa de la televisión chilena relataba cómo soñaba su encuentro con su hija, que por ese entonces seguía privada ilegítimamente de libertad.
Yesterday the whole World was excited – many even cried a little – when we found out about this: 15 hostages were released from their illegal prison, the jungle, where they were retained by the Revolutionary Armed Force of Colombia (FARC). “Jaque” is the name of the operation that took place thanks to the Colombian army.
Among the hostages released a half French and half Colombian woman, Ingrid Betancourt, who was candidate for a presidential election in Colombia 6 years ago. Her story is the most familiar to us, being a politician, and now I dare to say that she is what we think about when it comes to remember all the people who’s loved ones have been lost – temporarily or permanently – because of FARC. Her husband and kids have been more then once in lots of our prayers, for the same reason: to give them peace and hope in a happy ending.
¿Do you believe in happy endings? I sure do! The difference between fairy tales and real life is simple: fairy tales end with a happy ending… life, for better or worse, goes on.
This is a story of hope, that reveals that you can believe in dreams, just as Ingrid’s mother did, who revealed in a Chilean tv-program how she dreamt about meeting her daughter, who was still illegitimately a prisoner.
¿La canción del día?
A song for today?
“Freedom” – George Michael…
Entre los rehenes liberados, figura Ingrid Betancourt, una mujer franco-colombiana que fue secuestrada hace 6 años, mientras hacía su campaña para ser electa presidenta de Colombia. Su historia es la que más conocemos: como figura política, era la “cara visible”, y me atrevo a decir que también es la bandera de lucha de todos quienes han sufrido la pérdida – temporal o permanente – de alguno de sus seres queridos por obra de las FARC. Su marido y sus hijos han estado más de una vez en las oraciones de muchos, y la razón es la misma: para darles paz y esperanza en un final feliz.
¿Creen en los finales felices? Yo sí. La diferencia entre los cuentos y la vida real es simple. El cuento acaba con el final feliz… la vida, para bien o para mal, continúa.
Esta es una noticia de esperanza, que revela que sí se puede creer en los sueños, tal como lo hizo la madre de Ingrid Betancourt, quien en un programa de la televisión chilena relataba cómo soñaba su encuentro con su hija, que por ese entonces seguía privada ilegítimamente de libertad.
Yesterday the whole World was excited – many even cried a little – when we found out about this: 15 hostages were released from their illegal prison, the jungle, where they were retained by the Revolutionary Armed Force of Colombia (FARC). “Jaque” is the name of the operation that took place thanks to the Colombian army.
Among the hostages released a half French and half Colombian woman, Ingrid Betancourt, who was candidate for a presidential election in Colombia 6 years ago. Her story is the most familiar to us, being a politician, and now I dare to say that she is what we think about when it comes to remember all the people who’s loved ones have been lost – temporarily or permanently – because of FARC. Her husband and kids have been more then once in lots of our prayers, for the same reason: to give them peace and hope in a happy ending.
¿Do you believe in happy endings? I sure do! The difference between fairy tales and real life is simple: fairy tales end with a happy ending… life, for better or worse, goes on.
This is a story of hope, that reveals that you can believe in dreams, just as Ingrid’s mother did, who revealed in a Chilean tv-program how she dreamt about meeting her daughter, who was still illegitimately a prisoner.
¿La canción del día?
A song for today?
“Freedom” – George Michael…
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