No es mucho lo que quiero escribir al respecto. Solo comentar la rabia y la impotencia que siento. El bebé tiene 3 días de vida, y tiene el 30% de su cuerpecito quemado, probablemente porque a los bestias que lo tenían a cargo, se les olvidó revisar si acaso estaba todo bien con la bendita frazada eléctrica.
Atroz.
Pienso en sus padres, y se me aprieta la garganta. No concibo que la imbecilidad humana llegue tan lejos... me cuesta y me duele.
Sólo le pido a Dios que lo bendiga a él y a su familia, y que les de fuerzas para enfrentar lo que se viene. Como futura profesional del Derecho, le ruego que se haga justicia.
martes, 22 de julio de 2008
El pequeño Amaro y la conocida negligencia
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