jueves, 8 de mayo de 2008

TOP OF THE WORLD











La antorcha de Beijing 2008 será recordada por muchos como una de las más polémicas. Pero hoy, en el "techo del mundo", me ha hecho volver a pensar en los podios. ¿Y qué mejor que el mismísimo Everest para evocar dichos pensamientos? Lo cierto es que el deporte olímpico y la política, son como las típicos (as) tíos (as) viejos (as) y pesados (as) que hay en muchas familias: ninguno de los dos se soporta, pero igualmente se sientan a la mesa... juntas, con el resto de la familia.




La tía Tibet, con el tío Beijing, hoy, en una nueva reunión familiar, debieron verse las caras.- Éste intentando mostrar su dominio sobre ella, y ella erguida, en su forma de montaña, dificultando (quizás intencionalmente) el paseo de la antorcha por sus dominios...






Pero es el cielo, la sensación de haber llegado "más alto, más rápido, más fuerte" a esa cima, lo que rescato en esta ocasión. A los 14 años quise dedicar mi vida al deporte... es una sensación fuerte (y me atrvo a pensar que el "¡NO!" se escuchó hasta el mismísimo Beijing) lo que se siente saber que estás "explotando" de alguna manera útil tus habilidades. Es lindo ver lo que el deporte hace por ti. Bueno, como decía, quise dedicarme al deporte, y en esa época soñaba con maravillar al mundo como la Nadia Comaneci lo hizo en Montreal el año 1976. Soñaba con eso... Sabía entonces el sacrificio que ello implica, y estuve dispuesta a hacerlo. Y, si bien, ahora no lo haría por nada del mundo, siento que pocas cosas en esta vida pueden compararse con lo satisfactorio de recibir una medalla. En mi caso, muy distantes de ser olímpicas, pero que gritaban: "¡Mira lo que eres capaz de lograr, si te lo propones!".

Así que, por ahora, dejaré de lado los asuntos políticos. El espíritu olímpico, la frase "higher, stronger, faster", y el esfuerzo de cada deportista, son lo positivo, y lo que realmente cabe destacar y - por cierto - recordar.

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