viernes, 14 de agosto de 2009

La bandera de mi país...



Nací en un país con complejo de isla.




Un país que pareciera resbalarse del continente americano, y que sólo permanece adherido al mismo por el cordón montañoso de Los Andes.


Se dice que más allá de la existencia de fronteras político y jurídicamente establecidas, Chile tiene cuatro fronteras naturales que lo encierran: Al norte, el desierto de Atacama, llamado el "más árido del mundo"; al sur el continente helado, la Antártica. Al Este la ya mencionada cordillera de Los Andes, y al Oeste, nada más y nada menos que el océano Pacífico.




Este Chile con complejo de isla, además tiene complejo de superioridad. Como país nos hemos autodenominado "jaguares" para poner de manifiesto, con un animal más propio del continente americano, nuestra similitud a nivel de desarrollo y crecimiento económico con los "tigres" del lejano oriente.




"La niña bonita" del colegio, eso nos creemos.


La que tiene un círculo cerrado de amiguitos, y que a los feos no les presta ni lápiz para la prueba...




Esta isla, "niña bonita" y con pinta de felino en lo económico (según dicen) tiene un trauma... las clases de educación física.


¡No es broma! El deporte y el fracaso van de la mano en nuestra vida republicana (no sé antes). Hasta el 2004 nunca habíamos tenido campeones olímpicos, cosa que Massú (x 2) y González se encargaron de subsanar.


Hasta el 2000 NUNCA habíamos tenido una medalla olímpica, cosa que Zamorano y compañía palearon en parte. El bronce en el fútbol soccer fue su aporte.


Nombres, suenan varios: Erika Olivera, Sebastián Keitel, Marcela Cáceres, Cristián Escalante, y ahora último las grandes Kristel Köbrich y Natalia Ducó... sé que dejo a varios en el tintero, pero estos nombres se me ocurren calamo currente.




El fútbol es una constante en esta relación deporte-fracaso. Salvo por los equipos masculinos que por estos días triunfan. TRIUNFO. Es verdaderamente una excepción...


He ido solo una vez en la vida al estadio a ver futbol. Chile-Brasil, eliminatoria para la olimpiada del 2004 si mal no recuerdo... UNA VERGUENZA! De verdad que daban ganas de ser parte de la barra de los de visita. Un gol tras otro! Los mismos errores de los delanteros chilenos A CADA RATO!


¿Verguenza? SI, MUCHA: propia y ajena.


De aquél día, conservo un grato recuerdo: el de una hincha brasileña que llegó al estadio envuelta en la bandera de su país!!!!!


En ese momento sentí envidia. Envidia de no poder identificarme con un país que siempre pierde, con un país que lidera los rankings desde abajo hacia arriba, con el primero de los últimos. Hoy, por el contrario, me siento parte de algo mejor: que sabe que tiene defectos, que lucha por mejorar y que no por ganar un par de partidos se siente top.




Por estos días me dispongo a visitar a la selección de Bielsa en el Monumental, junto a toda mi familia. Para muchos un gasto de dinero absolutamente innecesario, pero para mí es la oportunidad que tengo para demostrar que vale la pena desembolsar algo de plata para poder compartir los mismos metros cuadrados con ellos: quiero que ganen, pero no soy la única que quiere que su equipo gane. Quiero sentir que soy parte de un Chile que por primera vez no está a las matemáticas y los hechos fortuitos.




Quiero decir: "¡Gracias!", y poder sentirme aunque sea por un momento como aquella hincha de Brasil.




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